¿Qué es el edadismo?

Es un término que acuño Robert Bulter en 1969 y está relacionado con los estereotipos y prejuicios ligados a la edad de las personas.

Así pues , el edadismo es un tipo de discriminación. Se coloca en el tercer puesto entre todas las formas de discriminación por debajo solo del racismo y el sexismo.

El edadismo tiene un impacto negativo en las propias personas afectadas ya que les afecta directamente en el autoestima, y además funciona como una profecía autocumplida modulando la forma en la que envejecemos. Por ejemplo, si se da por hecho que las por hecho que las personas mayores están aisladas y son más solitarias, entonces no se va a hacer nada al respecto con todas esas personas que sufren soledad.

Este forma de discriminación tiene notables consecuencias. Si infravaloramos sus capacidades físicas y mentales favorecemos a una pérdida prematura de la independencia, lo que genera cuadros depresivos y una mortalidad avanzada.

Kayser Jones, enfermera y experta en temas de maltrato a personas mayores, afirma que el edadismo se muestra principalmente en 4 dimensiones distintas:

  • Infantilización: Esta relación crea una relación jerárquica en la que las personas mayores están por debajo, y las más jóvenes por encima. Consiste en tratar a las personas mayores como si fueran niños que no pudieran valerse por si mismo.
  • Despersonalización: Consiste en tratar a todas las personas mayores como si fueran la misma, no como personas individuales con sus diferencias, sino como parte de un conjunto homogéneo, siempre sesgado por los prejuicios y estereotipos.
  • Deshumanización: se produce cuando la empatía se pierde. Se pierde el respeto a su privacidad,  no se las tiene en cuenta a la hora  de tomar decisiones…
  • Victimización: Consiste en percibir a las personas mayores como indefensas, incapaces de protegerse o cuidarse, incapaces de valerse por sí mismos.

El edadismo es un problema cultural. Cuando hablamos de problemas culturales quiere decir que son estructurales de la sociedad, están en nuestra forma de pensar, sentir y actuar en relación con los demás y con  nosotros mismos. Está en todas partes: En nuestras instituciones, relaciones…

Es por ello que, como sociedad, debemos impulsar proyectos de concienciación para combatir los estereotipos y prejuicios, y como individuos debemos hacer el ejercicio de repensar como concebimos a las personas mayores, y cómo nos relacionamos con ellas.